PARÍS A OTRO RITMO

​​Queremos caminar a paso tranquilo, hacer fotos, disfrutar con nuestra mirada totalmente renovada de lo especial que es un viaje a París. La ciudad que más nos atrae nos está esperando y vamos a descubrir detalles que antes nos pasaban desapercibidos. Y para llegar hasta una de las capitales más bellas de Europa lo haremos en los trenes de Renfe-SNCF en Cooperación​ que nos dejan en el centro de la ciudad.



Después de un periodo de tiempo sin salir demasiado, nada nos apetece más que un viaje fuera pero que no sea demasiado lejos.  Tenemos la gran suerte de estar al lado de Francia que alberga la ciudad de París, una ciudad que, aunque hayamos visitado siempre tiene un amplio abanico de experiencias para ofrecernos. 

Los parques y jardines están espléndidos, pasearemos a otro ritmo observando la variedad de flores que forman una composición cromática explosiva. Algunos nos invitan a sentarnos relajadamente como los Jardines de Luxembourg​ en sus sillas de hierro. A los que nos gusta la fotografía, no vamos a parar de disparar en todas direcciones. O disfrutar de los rayos de sol en este rincón tan apacible mientras leemos la novela elegida para estas merecidas vacaciones.


 
Sentados relajadamente en las típicas sillas de los Jardines de Luxembourg

Las amplias avenidas son otra opción que no debemos olvidar si tenemos ansias de caminar por París. Los Campos Elíseos, con el Arco de Triunfo dominando desde su perspectiva privilegiada a los transeúntes y la circulación. Los Campos de Marte al pie de la Tour Eiffel bordeados de césped en el centro y los laterales, son un excelente lugar para pasear con los niños y disfrutar de la majestuosa dama de hierro que siempre está allí para que nos maravillemos y enamoremos de ella a cada visita. Y la Avenida de la Ópera un ejemplo de elegancia arquitectónica​, seguro que nos paramos en cada fachada para observar detalles curiosos a los que no habíamos prestado atención hasta ahora.
 

Opera Garnier

El hecho de no tener árboles facilita la visión de sus edificios en su totalidad. La cubierta de la Ópera nos recuerda una corona que es la joya de la avenida. Es posible adentrarse en ella para contemplar el estilo neobarroco que inspiró la obra “Un fantasma en la Ópera”. El predominio del dorado en contraste con la tapicería y los cortinajes rojos nos dan una idea del lujo que desearon proyectar hacia el mundo. Una vez terminada la visita con o sin guía, bajaremos la escalinata peldaño a peldaño disfrutando una vez más de un momento mágico.

De nuevo en el exterior nada más apetecible que un paseo bordeando el Sena. Cuántas veces nos hemos acordado de sus puentes, cada uno de ellos se merece una mención especial, pero ahora estamos aquí cruzándolos.
 


Ojeando entre los puestos de los bouquinistes

Durante el paseo nos pararemos a curiosear en los puestos de libros, bouquinistes, que parecen sacados de un decorado de película ¿o es que realmente estamos en una película? Si, en la nuestra y somos los protagonistas de nuestro paseo. Quizás nos llame la atención alguna postal, libro, revista o lámina rememorando otros años 20 para regalar a alguien especial.



​Atardecer en un Bateau Mouche

Ya está atardeciendo y es el mejor momento para subirse a uno de los emblemáticos Bateaux Mouches. Sentados en cubierta, vemos discurrir los edificios desde otra perspectiva aún más relajada​. La brisa ayudará a despejarnos y seguro que repasamos mentalmente el día o sencillamente nos deleitamos en el marco que nos rodea. Mañana seguiremos paseando por París y visitando sus museos, porque siempre nos quedan museos por ver, o repetir. 










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