La ciudad de Perpiñán es un destino perfecto para realizar una excursión de un solo día. El centro histórico, el Palacio de los Reyes de Mallorca, las callejuelas llenas de tiendas te permiten disfrutar de un fantástico día. Y en tan sólo 1 hora y 20 minutos de Barcelona con nuestros trenes de alta velocidad de Renfe-SNCF en Cooperación. ¿Te apuntas?
A primera hora de la mañana tomamos el TGV dirección París Gare de Lyon y en menos de 90 minutos llegábamos puntuales a Perpiñán.
Nuestro TGV al llegar a la estación de Perpiñán
Al salir de la estación, tomamos la avenida del General De Gaulle y en poco más de 10 minutos ya estábamos en el centro de la ciudad.
Tras pasar por la Oficina de Turismo donde nos trataron excepcionalmente bien, nos dirigimos a la primera de nuestras paradas: Le Castellet.
Construido en el s.XIV, actualmente alberga el Museo Catalán de las Artes y tradiciones populares, pero en su momento fue una de las puertas principales de la muralla e incluso prisión de estado. Su silueta es el símbolo del ayuntamiento de la ciudad.
Vista frontal y general del Castellet
A pocos pasos se encuentra la Catedral de Saint Jean-Baptiste, de estilo gótico. El interior de la Catedral es una gran nave central con preciosos vitrales y un espectacular órgano del s.XV que tuvimos la suerte de poder escuchar en directo porque en aquellos momentos, el organista de la catedral estaba ensayando. Estar prácticamente solo y sentarse a escuchar música de Bach fue un pequeño gran lujo.
Vista general y del órgano de la Catedral
Al salir de la catedral y siguiendo la calle principal pasamos por el pequeño pero coqueto ayuntamiento de Perpiñán que en su patio alberga una preciosa escultura de Arístides Maillol. Las calles adyacentes están llenas de pequeños comercios y bares, así que nos sentamos en uno de ellos a tomar un café antes de acercarnos al Palacio de los Reyes de Mallorca.
Vista frontal y del patio del Ayuntamiento
Subiendo por la calle de los arqueros, llegamos a la entrada del Palacio. Esta fortificación del s. XIII de estilo gótico es impresionante tanto en el exterior con sus jardines que dan acceso al palacio como su interior. Durante más de cinco siglos fue una sede militar hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial que se abrieron las puertas al público.
Se ha conservado en muy buen estado y desde el promontorio, podemos ver unas excelentes vistas de la ciudad.
Exterior y uno de los patios del Palacio de los Reyes de Mallorca
Después de visitar el Palacio hicimos una pausa para comer en uno de los muchos y buenos restaurantes del centro de la ciudad.
Antes de tomar el tren de vuelta a casa, dimos un paseo por la zona del canal con un gran número de comercios para comprar algunos recuerdos y disfrutar de un delicioso café en una de sus terrazas.
Vista general del Canal a su paso por el centro de la ciudad
De camino a la estación, pasamos por el espectacular Teatro del Archipiélago, obra de Jean Nouvel y Brigitte Metra a orillas del río Tet donde se representan diferentes espectáculos multidisciplinares a lo largo de la temporada.
Teatro del archipiélago y alrededores
Nuestro tren llegó con puntualidad y ya acomodados en nuestras butacas, llegó el momento de repasar las muchas fotografías que realizamos y pensar donde será nuestro próximo destino.